domingo, 17 de abril de 2011

LA LEYENDA DEL CABALLERO Y EL CISNE

Este caballero vivía en Montslvat , el castillo del Grala cuando llegó a sus oídos la noticia de un torneo que se celebrbaa en Flandes. El caballero Teramnundo tutor de la joven y rica huérfana Elsa von Brabant, sostenía que ésta le había pedido que se casara con ella y ahora exigía que cumpliera su promesa. La bella heredera negaba los hechos y pidió que se he hiciera justicia. El emperador de Alemania ante quien se había planteado decretó que Telramund se enfrentaría en duelo con el paladín que Elsa eligiera. Pero Telramundo infundía temor y ningún caballero se atrevió a medirse con él. Sólo el Caballero del Cisne, así llamado porque apareció en el río Scheldet sentado en una barquilla tirada por un cisne uniformemente blanco aceptó el desafío del tutor de Elsa y lo derrotó.




La joven se caso con su salvador que le hizo jurar que nunca intentaría conocer sus orígenes ni le preguntaría su nombre. Elsa lo prometió pero sufría a causa de este secreto que la separaba de su esposo y lo convertía en un extraño. Una noche no pudo evitar interrogarle al respecto, arguyendo que, si un día tenían hijos, ella no podría negarse eternamente a revelar el nombre y el origen de su padre. Entonces, lanzando un gran suspiro, el Caballero del Cisne la condujo al río y le dijo:



Mi nombre es Lohengrin. Soy uno de los caballeros élficos del castillo de Montsalvat, donde se conserva el Santo Graal, En ese mismo momento el cisne de la barquilla hizo de nuevo su aparición. Lohengrin saltó a la frágil embarcación y partió sólo hacia el castillo del Graal"



Existen muchas maneras de protegerse de las hadas: no comerse nunca su comida, sino por el contrario dejarles una ofrenda de comida y agua, o leche, patatas, tabaco o whisky. Debe evitarse el contacto cuando están en plenitud, es decir, en los días que viajan. No se puede entrar en sus círculos o caminar sobre las colinas ni intentar construir allí una casa bajo ningún concepto. Hay que descubrirse siempre que se pase al lado de un torbellino de arena. Tampoco puede volverse la cabeza para seguir mirando a un hada. Arrancar una zarza o dejarse algo olvidado en uno de sus caminos trae desgracia. El hierro es uno de los protectores de las hadas, pero también pueden usarse objetos religiosos y sal. Para verlas es bueno llevar en el sombrero un trébol de cuatro hojas.








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